El viento sopla en el puerto,
las palmeras ya se agitan,
parecen bailar e imitan
un son con gracia, por cierto
Con la mar yo me divierto
sus olas casi palpitan
porque saltan y gravitan
con soltura y con acierto.
El sol se pierde en la tarde
y arrebola el horizonte
pidiendo al mar que lo guarde.
Por la noche sobre el monte
la luna posa su alarde
y enamora en su remonte.
Un aplauso...
ResponderBorrarAbrazo.
Gracias Alfonso , una abrazo
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